Es evidente. No puedo dejar pasar este día tan señalado en el calendario del amor sin hacer una recomendación para todos. Sí. Todos. Los que aborrecen este día y aseguran que es un invento de cierta cadena de grandes almacenes tienen en Maison Blanche una excusa perfecta para disfrutar de alta cocina en un entorno relajado y con grandes dosis de buen gusto, sea en este día o en cualquier otro. Los que señalan en la agenda con un corazón rojo el 14 de Febrero de aquí a 2025 encontrarán que Maison Blanche es uno de los restaurantes más románticos de Madrid y es, sin ninguna duda, el mejor regalo.
A muchos seguramente no les esté descubriendo nada nuevo porque el local, aunque con cambios (ya no tiene tienda gourmet aunque sí algunos stands con cosas muy curiosas), tiene varios años. Pero sí puede que os lo traiga a la memoria y, si sois de esos que han olvidado que uno el 14 de febrero no es nadie si no tiene o finge tener un plan amoroso, os haga descolgar el teléfono y hacerle una reserva a Richard Foster, su creador.
Según me cuenta Richard, Maison Blanche es un todo, es cocina, es servicio, es detalle, entorno y ambiente. Yo ratifico cada uno de sus palabras. Lo es. Casi me atrevo a decir que para mi no hay otro similar.
Primero, está, al igual que Elcano, que ya aparecía en este blog, en la que para mi gusto es la zona más trendy de Madrid, el eje Recoletos-Chueca. Un paseo repleto de originales outlets, firmas de moda de primera y restauración y comercio gourmet. Solo el hecho de pasear antes o después de una cena en Maison Blanche es un lujo.
Segundo, el diseño del local es perfecto, con un color blanco predominate, cortado por piezas de marmol, grandes cortinas y vigas de acero salteadas entre unas sillas tapizadas de escándalo y unos íntimos puntos de luz a lo largo de la sala.
Tercero, como no, la cocina, que es 100% deliciosa. Como consejo, qué mejor que lo que yo he probado: Unos huevos rotos con trufa para morirse, un confit de pato espectacular y una hamburguesa de las que no se encuentran. No pude con más, pero todo el mundo recomienda también sus ensaladas, los raviolis de pera y, en especial, su tarta de queso.
El precio, unos 30 euros si no nos pasamos. Una noche es una noche y el desembolso, os lo digo yo, merece mucho la pena. Si aún encontráis una mesa, este es vuestro lugar hoy. Si no, aquí os dejo un link para que no os quedéis sin ideas. Disfrutad, nunca mejor dicho, en amor y compañía.
6 comentarios
Andrés, pero si ¡cada día te superas más! Qué pasada de rinconcitos nos vas descubriendo…
Ojalá que para el año que viene un apuesto caballero me invite a pasar una velada en Maison Blanche, I hope! 🙂
muchos besos de confetti*
Bueno, aunque no lleguemos a San Valentín, ni vayamos con pareja, podríamos ir otro día a disfrutarlo, no?!
Confetti: El caballero te invita cuando quieras.
P.: Por supuesto, recomendadísimo cualquier día.
Hola!!!! qué sitio tan bonito no?¿?¿?¿ Yo no soy de celebrar un día como el de ayer. Sonará a topicazo, pero lo celebro cualquier día, con una cena romántica o con un regalito a mi chico 🙂
Súper chulo el restaurante!!!! Lo apunto!!!! Gracias!!
Besazos
gogoche.blogspot.com
Es un sitio muy bonito, pero quizá caro para lo que ofrece
Tiene una pinta estupenda, me lo anoto para una próxima visita.
¡Gracias!
Y te dejo uno que quiza no conozcas, un poco mas caro que este, pero merece muchiiiisimo la pena:
http://www.larecomendadora.com/2011/06/re-visitando-la-esquina-del-real.html