Hoy os hablo de uno de esos locales imprescindibles para dejarse ver en en la capital. En apenas unos meses, Merimée se ha convertido en el enclave perfecto para degustar, como su propio eslogan indica, Fancy Food & Cocktails. Yo lo probé en compañía de dos buenos amigos apenas unas semanas después de su apertura y tengo que decir que no pensaba dedicarle espacio en este blog porque no me convenció. Sin embargo, a la vista de que empieza a sonar en boca de todo el mundo, he decidido escribir mi primera entrada con un punto de crítica negativa. Me baso en un una sola visita y nunca está de más probar las cosas dos veces, por lo que probablemente repetiré.
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Foto: Telva.com |
Merimée es un restaurante – bar que merece probarse, aunque solo sea para tomar un combinado. Un espacio diseñado muy a la italiana por Tomás Alía, con toques ingleses en la parte de abajo, más íntima, con comodísimos sillones de piel en torno a una, a veces psicodélica, luz eléctrica combinada con el fuego de las velas. Al entrar, en la primera planta, encontramos un espacio basado en los destellos. Destellos de los grandes espejos circulares que decoran la sala, de los dorados de las lámparas y puntos de luz que dan un aire de calidez, del cuero impoluto de los asientos y los tonos oscuros de la barra y la celosía que la cierra. Una decoración llamativa que emula el ambiente neoyorquino con base europea.
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Foto: Eltenedor.es |
El ambiente es de lujo, desde luego, gente joven y con estilo que se prepara para quemar la noche madrileña y a la que acompaña la carta deraciones. Nosotros nos decantamos por unas berenjenas crujientes con salmorejo y virutas de ibérico, un revuelto de bacalao cubierto por patatas paja y un risotto de setas al cava y unas verduritas plancha con queso de cabra que estaban de muerte. En Merimée recomiendan también los dados de rape con chips de yuca, las mini hamburguesas y la cheesecake de postre, así que os animo a que probéis y me contéis.
La carta de cócteles es muy buena, clasificada según estados de ánimo y carácter con propuestas muy originales y guiños, por ejemplo, a la serie Mad Men (Draper en la intimidad). El precio está más que bien: Unos 20 euros por persona si a uno no se le va la mano empinando el codo. La localización también es inmejorable para terminar una tarde de compras por Fuencarral o empezar una noche por el centro.
3 comentarios
Mucho lirili y poco lerele suelo decir yo. Pues la verdad es que no me convence demasiado que por una berengenas con virutas de qué?¿?¿?¿ venga ya……el jamón se come bien cortado y bien oxigenado, te lo dice esta extremeña que de «cerdos» entiendo un poquito.
Que no ves el alcohol que te ponen?¿?¿ mal, mal, muy mal…….
No tengo ganas de ir…esperaré a ver qué nos cuentan a tu vuelta.
Gracias como siempre por tus consejitos gastronómicos.
Besitossssss
gogoche.blogspot.com
Ojalá hubiera conocido este blog antes de mis muchas visitas a la capital… te pongo derechito en favoritos porque de verdad creo que es super útil tener una opinión fiable de primera mano. Enhorabuena por tu labor!!!
Me alegra oir tu primera crítica negativa!!! Esto le da más credibilidad a tu blog…ya me estaba yo empezando a mosquear.