Una mezcla exquisita, elitista, pero con precios llanos. Un nuevo lingote de oro (como todo lo que toca Lázaro Rosa Violán últimamente) que se aprecia ya a través de su amplio ventanal con vistas a la madrileña Plaza del Marqués de Salamanca. Martinete es el nuevo templo de los foodies cazatendencias, con una correcta cocina y coctelería, destinado a sorprender y triunfar.
Primero fue Casa Mono, después Ateneo. Ahora es el turno de Martinete, un espacio que comparte con sus predecesores la espectacular factura visual, en este caso con aires de encantador bistró parisino y club de caballeros, y un horario ininterrumpido para disfrutar de carta y bar en cualquier momento. Un «para todos los públicos» repleto a cualquier hora de una clientela variopinta. Desde las clásicas familias del barrio al ejecutivo de la zona o el grupo de amigas que alarga la noche entre copas y cotilleos.
La buena mano en coctelería de sus hermanos mayores también la tiene el nuevo retoño, muy centrado en grandes éxitos como el mojito, el daiquiri, la caipiriña o el Dry Martini. Sus bar tenders dedican un especial cuidado al combinado por excelencia, el gin tonic, para el que cuentan con las ginebras más especiales y los botánicos que ensalzan sus sabores.
Sobre la mesa, platos muy sencillos: Ensaladas, ceviches, tartares, hamburguesas y una buena selección de postres. Muy rico su steak tartar con contundente aliño y su espuma de crema catalana para terminar con aún mejor sabor de boca.
Martinete es uno de esos sitios que se hacen imprescindibles desde el principio. Un must por el que hay que pasar si se es lector habitual de las revistas de moda y seguidor de las últimas tendencias urbanas. Un templo de lo chic, como todos los que Lázaro levanta, en plena Milla de Oro de Madrid.